La vida comienza cuando te subes al avión

La vida comienza justo en ese momento cuando por fin encuentras tu asiento en la ventana, justo el que elegiste cuando hiciste el check-in online.

Tan sólo unas cuantas horas antes, se te apretaba la guata cuando te despediste de tu familia y amigos. Una parte de ti no quería viajar porque te perderías el carrete de año nuevo en la playa, al que vas año tras año. Otra parte de ti, se emocionaba de sólo pensar estar en Times Square el 31 de diciembre. Y así fue como decidiste pasar un verano completo en el helado hemisferio norte.  La última vez que fuiste, tenías escasos 8 años, y además viajabas con tus papás. En cambio ahora, que recién terminaste tu tercer año de carrera, te sientes preparado para la aventura. Pero resulta que cuando el avión despegó, te vino un bajón, una mezcla de ansiedad y felicidad. Por fin libre, por fin poder hacer lo que sea; recorrer, pasear, viajar, conocer. Y te diste cuenta que vas sólo y que no estarán ahí tus amigos del alma. ¿Cómo hacer amigos nuevos, si ya tengo los míos? Es más, ¿para qué hacer tantos amigos si en 3 meses regreso a casa? Tienes un par de amigos de esos que fueron a tu colegio de intercambio por un semestre, pero que nunca más volviste a ver. Quizás a uno porque lo buscaste por Facebook, justo vive en Estados Unidos, y ya habías hablado con él para juntarse. Pero claro, él vive en  Seattle  y tú vas al otro lado de la costa. No importa, seguro en un momento de las 12 semanas que estarás allá podrán encontrarse.

PRIMEROS PASOS

Tienes una ventaja, y es que ya hablas algo de inglés. Tuviste algunas horas de idiomas en el colegio. Sin embargo, tuviste dudas cuando llenaste la aplicación para la visa y cuando quisiste leer algo en inglés como para prepararte para tu verano. Igual ves todas las películas en inglés, con subtítulos claro, y estas segurísimo que te podrás comunicar sin problema. Quizás los tiempos de los verbos se te mezclen un poco, pero nada que no puedas googlear. De repente te acuerdas que no empacaste los calcetines de invierno que te regalaron de cumpleaños,  según decía la tarjeta: Para la nieve de Enero.

Cuándo tomaste la decisión de viajar, fue porque sentías curiosidad por vivir una experiencia única; cómo lo que has visto en las películas; patinar en el hielo en Rockefeller Center, ir al famoso Madison Square Garden, incluso quieres ver el musical del Rey León o algún otro que esté de moda. Hiciste una lista de cosas que quieres hacer y prometiste regalos aquí y allá, tu hermana te mandó con una lista de cosas que quiere que le traigas. Además estás a uno o dos años de salir de la Universidad y te han dicho siempre que sin un buen nivel de inglés, es más complicado buscar trabajo.

Lo que no tienes idea, es que la vida está a punto de comenzar. Sobre todo porque no sabes a quienes vas a conocer y qué experiencias te esperan. Pero te prometiste que irías con una mente abierta y aprenderías al máximo, además estarás en otro país, nadie te conoce, incluso podrías probar un par de cosas nuevas que no harías en tu país.

LA AVENTURA COMIENZA

Te despiertas casi 8 horas después, y  ya te das cuenta que están sirviendo el desayuno: Eggs or Croissant? Coffee or tea? Y en ese preciso momento, reconoces tienes miedo, pero es un miedo que dan ganas de afrontar, como cuando chico o ya de grande incluso cuando te subes a una montaña rusa. Así que te tomas tu primera selfie, tratando de que salga la vista a lo lejos de la ciudad en la que estás apunto de vivir, por la pequeña ventana ovalada. Te ríes y simplemente esperas el aterrizaje, pensando qué es lo primero que harás cuando llegues. Cierras los ojos, y te acuerdas que habrá otros estudiantes que como tú, están viviendo por primera vez el sueño de vivir en el extranjero, el privilegio de estar ahí…y de repente escuchas al capitán: “Ladies and Gentlemen: Welcome to New York!”

Columna creada por: Andrea Peñuela, Staff EF Chile

Imagen de Jose Martin / Creative Commons